Diez hombres que verán la luz, la libertad, después de años de estar en poder del grupo guerrillero de las FARC.
Soportando toda suerte de privaciones y la incertidumbre de que su vida puede extinguirse en cualquier momento, porque quienes deciden por ellos son un puñado personas que los tienen sometidos a sus caprichos.
Su devolución es mejor que nada. Es una gran felicidad para sus familiares que los esperan con ansias desde siempre, desde el día que manos criminales los arrancaron de su seno familiar.
Su devolución es mejor que nada, pero eso no significa que deberemos darles gracias a sus secuestradores. O que sus secuestradores merezcan la aprobación del mundo, o la liberación de sus culpas, como pretenden ellos y quienes trabajan para ellos.
Este gesto no es ningún altruismo, ni los libera de toda su responsabilidad. El crimen que han cometido es un crímen de lesa humanidad, que no prescribe jamás.
Por otro lado, estos diez liberados son apenas una ínfima parte a la cantidad que tiene en su poder la guerrilla colombiana. Se estima en unos 405 los civiles en poder de esta agrupación. Leer también:
Empezó liberación de 10 secuestrados por las FARC colombianas
Los 10 liberados
Sargento viceprimero Luis Alfonso Beltrán Franco, secuestrado el 3 de marzo de 1998 El Billar.
Sargento primero Cesar Augusto Lasso, secuestrado el 1 de Noviembre de 1998 en Mitú.
Intendente Carlos Duarte Rojas secuestrado el11 de julio de 1999 en Puerto Rico, Meta
Intendente Jorge Romero Romero, secuestrado el 11 de julio de 1999 en Puerto Rico, Meta.
Intendente Jorge Trujillo Solarte, secuestrado el 11 de julio de 1999 en Puerto Rico, Meta
Sargento José Libardo Forero Carrero, secuestrado el11 de julio de 1999 en Puerto Rico, Meta
Sargento viceprimero Luis Arturo Arcia, secuestrado el 3 de marzo de 1998 El Billar.
Sargento viceprimero Robinson Salcedo Guarin, secuestrado el 3 de agosto de 1998 en la toma MIraflores.
Intendente de la Policía Wilson Rojas Medina, secuestrado el11 de julio de 1999 en Puerto Rico, Meta.
Luis Alfredo Moreno Chagüezá, el hombre que dedica sus horas de cautiverio a dibujar, en 2003.
Fotos: elespectador.com